Templo de Diana en Mérida



El descubrimiento del Templo de Diana nos remite al respeto por el lugar, en el que durante siglos las diferentes culturas que habitaron Mérida han dejado su huella. Enorme respeto porque sin él sería inconcebible que este resto de la arquitectura romana esté tan bien conservado.
La intervención pide devolver al lugar su importancia, al tiempo que pone en valor las numerosas ruinas que lo ocupan, el espacio del temenos y el genius loci. La antigua Emérita Augusta es entre las ciudades actuales una de las que más restos romanos conserva. Este templo de Diana es sin duda singular como objeto, pero también por su ubicación surgiendo entre el caserío árabe y medieval.
Por otro lado los restos hablan de una arquitectura masiva de buenas proporciones y de escala considerable. Nuestra propuesta trabaja con elementos como grandes piedras labradas, columnas y capiteles, enlosados gigantes..
El modus operandi pues de la propuesta parte de la levedad, del respeto y de lo masivo, sobre las que se producen las siguientes

ACCIONES
1. Restituír la geometría
En la tradición romana la modulación y las reglas de la composición son bien conocidas. No es necesario recordar aquí a los tratadistas de la arquitectura, pero además, es que las reglas de la arquitectura occidental han seguido los cánones romanos durante siglos.
El Templo de Diana no es una excepción: el intercolumino mide exactamente el pie romano, medida que corresponde a 2,66 m. Otra medida romana es la mano, correspondiente a 1,25 pies = 3,325 m.
La proporción y sus leyes regulan el quehacer arquitectónico y en el espacio del templo se utiliza esta modulación, del templo se lleva a la plaza, cuyas proporciones son 9 pies romanos de largo y 7 manos romanas de ancho (8y ¾ pies).

2. Recuperar el temenos .
La excavación a permitido sacar a la luz este espacio. Destancan el muro perimetral que está casi al completo, y los estanques simétricos. Hay además otros restos visigodos . Para abordar esta recuperación partimos del concepto de suelo técnico. Para nosotros este concepto significa que grandes baldosas pétreas sobre plots configuran el plano de la plaza. El nivel de esta plaza es evidentemente el del zócalo del Templo. Este sistema montado sobre una malla reticular (la geometría de la que hemos hablado) se adapta bien a lo que era un temenos: una gran plaza enlosada y porticada. El sistema permite la revisión y sobre todo no cierra definitivamente el nivel de las ruinas, que pueden abrirse cuando se requiera. Además no las toca: se mantiene respetuosamente a cierta distancia con contactos mínimos. Estas losas permiten integrar las singularidades: huecos acristalados sobre ciertos espacios, puentes elevados entre el nivel actual del callejero y el del Templo, pequeños patios, etc.

3. Cerrar el pórtico o Foro.
La configuración de este lugar debía tener un peristilo o pórtico alrededor de la plaza en cuyo centro estaba el Templo. La propuesta toma esta idea como eje central de la actuación en alzado y secciones, con el objetivo, exigido en las bases, de tapar todas las medianeras. El pórtico, que es un elemento clásico, tiene en nuestra propuesta una estética contemporánea, como es la de crear una fachada continua y masiva. Esta fachada muy abstracta además, es el telón de fondo sobre el que el Templo se recorta, sin restarle protagonismo pero al mismo tiempo haciendo valer su condición de elemento moderno. La fachada está situada exactamente sobrevolando la huella del muro del temenos, gravitando sobre él. En algunas zonas este pótico se abre a la plaza y es un elemento público, en otras es un simple cierre de medianeras como una falsa fachada.
La fachada la forman cajas a modo de sillares, cajas llenas de trozos de alabastro sin pulir. Recuerda a los muros descarnados de las ruinas, pero en más ligero puesto que las piedras están sueltas. Esta doble condición remite por un lado a la tradición masiva y por otra, a la ligereza de la que hemos hablado.
Este cierre del pórtico crea detrás unas parcelas irregulares que pueden alojar servicios administrativos, culturales o recreativos con arreglo a una distribución recogida en las plantas.
De esta forma además de la recuperación del templo y su entorno se crean unos edificios que pueden alojar equipamientos e infraestructuras.